LA INTOLERANCIA EN LA SOCIEDAD NICARAGUENSE


Por Massiell Largaespada

A pesar del transcurso de los años, la intolerancia racial aún existe en el mundo y específicamente en Nicaragua. Están otros tipos de intolerancia como por ejemplo discriminación religiosa, social y política.

Siempre hemos escuchado que la intolerancia no deja crecer a la sociedad, pues crea una brecha entre unos y otros, sin embargo hay razones justificadas para sentir intolerancia. Actos de violencia, vivir en la pobreza, aceptar represiones hacia la democracia son hechos que todo ciudadano debe rechazar y por lo tanto no debe tolerar.

Hasta qué punto debemos ser tolerantes o no, depende de la situación. Las diferencias de clases, de color o religión no afectan a nadie, por lo tanto no se debe tener una actitud de intolerancia ante estas situaciones.

No obstante, los grupos de poder que con sus grandes influencias y hegemonía pretenden someternos a una dictadura que conlleva al detrimento de la sociedad si son merecedores de intolerancia total porque afectan en general a toda la sociedad nicaragüense.

Actualmente en Nicaragua se ha desatado una ola de violencia por parte de los simpatizantes del Gobierno que se apoyan en el poder de su máximo líder, el presidente Daniel Ortega para manipular y coartar la libertad de expresión de aquellos disidentes del partido.

Miembros de los llamados Consejos del Poder Ciudadano, diputados de la Asamblea Nacional por parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional y demás militantes del partido evitan a toda costa el desarrollo de marchas de protesta en contra de las políticas del Gobierno que no responden al beneficio de Nicaragua.

Supuestamente en Nicaragua existe un Estado de Derecho en el que prima la democracia, sin embargo el Gobierno actual se empeña en instaurar una dictadura en Nicaragua, en la que no se permite pensar ni opinar en contra del partido.


· Intolerancia: debemos aceptarla o rechazarla

La mayoría de nicaragüenses se conforman con ver las noticias y rumorar sus criterios sobre los actos de violencia cometidos por miembros del Gobierno. Existe una sociedad silenciada, pasiva que está permitiendo los actos bandálicos del Gobierno, sin embargo esto debe ser rechazado. Debemos ser intolerantes a las represiones, al caudillismo, a la violencia.

Nicaragua necesita una sociedad que se levante y que sea intolerante a ser sometida por unos pocos que utilizan el poder para responder a intereses familiares que frenan el desarrollo de la nación.

Discriminar a quienes no son de nuestra raza, de nuestra misma religión o de nuestra misma clase social nos resulta fácil. Denigrarlos, referirnos mal de quien no comparte nuestras creencias es la típica intolerancia que manifestamos injustamente.

Lo que si merece nuestro rechazo absoluto es que Nicaragua cada día más vaya en retroceso económico, que los precios de la canasta básica incrementen cada día, que el salario mínimo esté por debajo de los 8,500 córdobas que es el precio promedio de la canasta básica mensual, que los pobres no tengan oportunidades de progresos y que los empleos cada día estén más inaccesibles.

Todavía existe una lista más larga de las cosas que no podemos seguir tolerando pero las aceptamos porque permanecemos pasivos ante tales azotes del Gobierno.

Promesas sin cumplir es lo único que hemos obtenido de nuestro Gobierno que ofreció una mejoría para los nicaragüenses, sin embargo hasta ahora vivimos en una ola alcista y en una incertidumbre diaria de saber cuánto más subieron los precios de los productos. ¿Hasta cuándo vamos a seguir tolerando todo eso?